El verano es una de las instancias ideales para que los adultos mayores puedan estar más tiempo con sus nietos. Compartiendo vacaciones y paseos, y en otras ocasiones tras cumplir la función de cuidadores mientras los padres trabajan.
Es así como se genera un vínculo especial donde se entrelazan las enseñanzas de las personas mayores con las nuevas generaciones. Tema de crianza que genera desafíos que son explicados por la directora de la Carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad Austral de Chile (UACh), Dra. Eugenia Pizarro Troncoso.
“La interacción con abuelas y abuelos permite construir otras formas de relación, que suelen ser distintas a las que se tiene con la madre y el padre. Muchas veces las abuelas y los abuelos mantienen menos reglas y se dan más permiso para actuar como compinches de sus nietas y nietos; así, niñas, niños y adolescentes suelen encontrar mayor comodidad para expresar emociones e inquietudes, lo que funciona como un factor protector. Esto se suma a la transmisión cultural, compartiendo historias y favoreciendo una comprensión más rica del mundo”, sostuvo la académica.
En ese contexto, agregó que “el cuidado infantil supone una oportunidad de disfrutar la relación con ellos como no se pudo hacer con hijos e hijas. Esto, debido a la carga laboral, la necesidad de reforzar el cumplimiento de reglas, la preocupación por el estudio o la dificultad para expresar cariño. En la interacción con nietas y nietos, si bien algunos de estos desafíos se mantienen, suelen ser menos intensos, abriendo el espacio para una interacción menos estresante y más feliz. También constituye una forma de apoyar a hijos e hijas, ocupando un rol fundamental en la familia”, dijo.
El consejo que entrega la directora de Terapia Ocupacional de la UACh para que el cuidado de nietas y nietos sea beneficioso, es que se respeten las necesidades y limitaciones de abuelas y abuelos.
“En muchos casos, pasar más tiempo con niñas y niños, enriquece la rutina con actividades más diversas, favoreciendo la interacción social, la movilidad y el uso de habilidades cognitivas. Al mismo tiempo, el rol de cuidador/a puede entregar un nuevo propósito, en una etapa de la vida en la que muchas personas han perdido otros roles significativos. Además, esta labor suele ser muy valorada dentro de la familia, lo que puede resultar altamente satisfactorio. Todo esto tiene el potencial de favorecer la salud mental y física”, afirmó Eugenia Pizarro.
“Creo que los más importante es mantener un equilibrio entre las actividades paralelas y las actividades en conjunto. Es válido, por ejemplo, pasar un tiempo en el que la nieta o nieto ve televisión y el abuelo puede compartir con ellos leyendo (…) Los momentos en que ambas personas los pasan bien, promueven mucho mejor los vínculos y favorecen una interacción saludable. Para esto, es necesario buscar puntos de encuentro, compartiendo gustos e intereses. Por ejemplo, si al nieto le gusta los videojuegos, la abuela se puede sentar con él a verlo jugar y luego puedan buscar un juego que puedan compartir”, concluyó la académica.
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