Recientemente un estudio en el que participaron investigadores del Instituto Antártico Chileno (INACH), demostró que un 100% de almejas antárticas analizadas contenían microfibras y más del 90 % presentaron microfragmentos, siendo celulosa y plástico la mayoría de estos.
Rodolfo Rondón, uno de los autores del artículo, indicó a El Mostrador, que “los principales polímeros que constituyen las microfibras y microfragmentos de plástico fueron el tereftalato de polietileno y el acrílico, asemejándose a otros estudios realizados en peces que habitan aguas de la isla Rey Jorge”.
Marcela Núñez, docente de área de energía calidad y ambiente, de la Escuela de Procesos Industriales de IACC, explicó que “los microplásticos son pequeños fragmentos que se van produciendo debido a la degradación del plástico en sí, y la microfibra es lo que se produce a partir de la descomposición, por ejemplo, del lavado de ropa, ahí van saliendo pequeñas fibras que afectan al medio ambiente”.
Por otra parte, destacó que “aquí hay una arista ambiental que tiene que ver con la calidad de vida y la salud de estas especies, y también está el efecto en la salud de las personas que ingieren estos alimentos. Generalmente estos microplásticos están adheridos al cuerpo de la almeja, porque cuando se tratan de forma deficiente van a dar a los océanos por las aguas residuales o en desechos, ahí se pueden ingerir al absorberse por el agua o que los alimentos de estos organismos también tengan presencia de microplásticos, así se va afectado toda la cadena alimentaria”.
La ingeniera ambiental indicó que estos elementos encontrados, son consecuencia de lo que se ha ido desechando hace miles de años, considerando que la degradación del plástico puede ser de 50 a más de mil años, aunque precisó que esto “depende del tipo de plástico debido a su densidad”.
Respecto de lo que ocurre con otros productos del mar, Marcela Núñez explicó que “hay estudios recientes que indican que incluso dentro de especies de peces se ha encontrado microplásticos, en su estómago. La ventaja entre comillas es que cuando uno ingiere este tipo de alimentos no se ingiere esta parte del animal, por eso no se presenta como un problema tan grave como la almeja que se consume de forma directa, pero no cambia la gravedad de la situación”.
Cabe destacar que, según información publicada por Greenpeace España, ocho millones de toneladas de basura al año llegan a los mares y océanos. Si bien se desconoce la cantidad exacta de plásticos se estiman que son unos 5-50 billones de fragmentos de plástico, sin incluir los trozos que hay en el fondo marino o en las playas.
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