La desescolarización que se viene

LILIANA CORTÉSLiliana Cortés, directora de Fundación Súmate

¿Eran más de 100 mil o más de 200 mil los niños, niñas y jóvenes excluidos de la educación en Chile?

Hace poco más de un año esta pregunta copó titulares y pantallas de noticieros, cuando presentamos el estudio “Del Dicho al Derecho: Modelo de Estándares de Calidad para Escuelas de Reingreso”. Hoy el Ministerio de Educación ha cifrado la exclusión educativa en 187.000 niños, niñas y jóvenes de entre 6 y 21 años.

Pero resulta evidente que la magnitud de la exclusión educativa reportada aumentará considerablemente en los próximos meses a causa de la pandemia y de la consecuente crisis económica y social. Según la UNESCO, el 89% de la población escolar en el mundo hoy se encuentra fuera de las escuelas por contexto COVID-19; en Chile son más de 3 millones y medio de estudiantes. De este conjunto, muchos, especialmente los hijos de las familias ubicadas dentro del 40% más pobre de la población, están en riesgo de quedar desescolarizados.

Con la necesaria medida de suspensión de clases, las trayectorias escolares de miles de niños y jóvenes que estaban en riesgo de salir del sistema se fragilizan aún más. Los que ya estaban fuera, descartados, ven aún más remota la posibilidad de retomar sus estudios. ¿Quién piensa en terminar la educación básica, cuando no tiene pan en la mesa? ¿O cuando los 40 metros cuadrados de vivienda donde viven 8 personas apiñadas son un revuelo de gritos y malhumor?

Desde Fundación Súmate proponemos que el Estado se haga cargo de esta problemática ahora, destinando recursos para enfrentarla. Para ello, hacemos dos propuestas concretas: lo primero es diseñar e implementar un plan de contención y desarrollo socioemocional para los niños, niñas y jóvenes que sea puesto en marcha ahora por las comunidades educativas y -al regreso a las clases presenciales- mantenga esos vínculos y fomente el bienestar socioemocional de los estudiantes. Lo segundo es diseñar e implementar estrategias dirigidas a niños, niñas y jóvenes que se sienten alejados o que ya se encuentran excluidos de la escuela. En esto, es clave apurar la creación de una modalidad de reingreso escolar con financiamiento adecuado y estable que permita reintegrar a los estudiantes que van abandonando el sistema por razones económicas y sociales.

El Ministerio de Educación calcula en más de 80 mil los niños y jóvenes que podrían salir este 2020 del sistema escolar debido a la pandemia y a la falta de apoyo social para paliar la crisis. Ante este pronóstico, ¿seremos capaces de hacernos cargo?

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