Las clases a distancia fueron un desafío para estudiantes, familias, profesores y colegios y, en su momento se vio como una dificultad tan grande que muchos etiquetaron el 2020 como un “año perdido”. Sin embargo, según la experiencia de Enseña Chile, niñas, niños y adolescentes sí lograron aprendizajes significativos durante este periodo: “10 aprendizajes de la pandemia desde la voz de los estudiantes” es un estudio levantado por la fundación que reunió a grupos de entre tres y cuatro adolescentes de las regiones Metropolitana, Valparaíso, Biobío, Tarapacá y Los Lagos, 24 en total, para entrevistarlos sobre los aprendizajes que adquirieron durante 2020.
El aprendizaje más destacado fue el desarrollo de habilidades para el aprendizaje a distancia como la autonomía, organización y gestión del tiempo. La mayoría describió que estas herramientas fueron fundamentales ya que no contaban con la retroalimentación constante de sus docentes como en las salas de clases. El segundo fue la relevancia del propósito y la motivación en educación, ya que gran parte de los estudiantes entrevistados dijo sentirse responsable de su aprendizaje y que por ello buscaron formas de mantenerse positivos en torno a sus aprendizajes para evitar la frustración.
“En el centro de lo que nosotros creemos en Enseña Chile está que la educación tiene que servir a un propósito: el de estudiantes y comunidades. La mejor forma de conocer dicho propósito y de saber si los y las estudiantes lo están alcanzando es preguntarles y escucharlos, conocer las trayectorias que han seguido y los obstáculos y facilitadores que han encontrado en el camino”, cuenta Javiera Horta, directora general de Enseña Chile, sobre estos resultados.
En tercer lugar, los y las estudiantes mencionaron el aprendizaje de herramientas digitales, ya que las clases en línea fueron una de las formas más comunes de educación a distancia y fue un desafío en un comienzo, pero hoy se sienten confiados en sus conocimientos tecnológicos. En cuarto lugar, se dieron cuenta de la importancia de la salud mental a partir de la valoración del reconocimiento de las propias emociones y el realizar actividades de autocuidado como ejercicio físico y mantener ritmos de sueño saludables.
Otros aprendizajes relevantes fueron actividades prácticas y hobbies, como cocinar, música, dibujo y diseño. También la convivencia en familia, que obligada por las cuarentenas permitió una mejor comunicación entre sus miembros. Además, realzaron su capacidad para convivir entre pares en la distancia, creando nuevas formas de relación entre niñas, niños y adolescentes.
“Esto muestra que en 2020 efectivamente hubo aprendizaje. Los y las estudiantes aprendieron cosas que son super importantes, pero que pareciera que la escuela no estaba relevando hasta ahora y que la pandemia entregó la oportunidad para hacerlo. Conversar con ellos y ellas sobre estos aprendizajes sirve para cimentarlos y que sigan así impactando en su educación”, rescata Daniel Araneda, coordinador de política pública de Enseña Chile y uno de los encargados del estudio.
Finalmente, los últimos aprendizajes distinguidos por los y las jóvenes fueron el rol docente, desde la importancia del vínculo y la comprensión por parte de los y las profesores. También mencionaron la valoración del espacio para aprender y cómo afecta el ruido, la falta de internet y de espacio y otros problemas en su educación. En último lugar, incluyeron los aprendizajes curriculares, que a pesar de que admiten fueron menores a otros años, existieron y fueron exitosos.
Leave a Reply