El progreso de las mujeres en el trabajo podría volver a los niveles de 2017 recién a finales de 2021.
En 17 de los 24 países de la OCDE que informaron de un aumento general del desempleo en 2020, las mujeres fueron las más afectadas.
El puntaje total alcanzado por Chile lo deja en un nivel equivalente al obtenido en 2011. En cuanto al desempleo femenino, sólo es superado por Grecia y España.
El progreso de las mujeres en el trabajo podría volver a los niveles de 2017 para fines de 2021 como resultado de la pandemia COVID-19, según un análisis PwC Women in Work Index, que mide el empoderamiento económico de las mujeres en 33 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La evidencia que emerge a nivel mundial es que las mujeres sienten de manera desproporcionada el daño del COVID-19 y las políticas de respuesta y recuperación de sus respectivos gobiernos.
Los cinco indicadores que componen el Índice son: la brecha salarial de género, la participación femenina en la fuerza laboral, la brecha entre la participación masculina y femenina en la fuerza laboral, el desempleo femenino y la tasa de empleo femenino a tiempo completo
A nivel OCDE, Chile es el país que muestra la mayor caída en el puntaje total, retrocediendo 13% y quedando en la posición 31 de 33 naciones. Asimismo, el puntaje total alcanzado por nuestro país (42,7) lo deja en un nivel equivalente al obtenido en 2011.
“Este importante retroceso de nueve años de desarrollo, generación de valor y de avance en la incorporación al mercado laboral por parte de las mujeres es algo que nos debe preocupar a todos. Es urgente buscar iniciativas e incentivos, tanto públicos como privados, para volver a insertar a la mujer en el mercado laboral. Avanzar en el proyecto de ley de sala cuna universal, apertura de jardines y colegios, en la reconversión laboral a las industrias más recuperadas post pandemia y en el fomento y mantención de empleos de calidad para las mujeres, puede contribuir en esta línea”, explicó el abogado y socio de PwC, Gonzalo Schmidt.
De acuerdo con los datos de Women in Work, Chile tiene la tercera tasa de desempleo femenino más alta de la OCDE (11,81%), sólo superada por Grecia (20,5%) y España (18,4%). Mientras que la tasa de participación femenina en la fuerza laboral llega al 44,9%, lejos del 58% logrado hace apenas un año atrás.
“Para poder tener un país más próspero necesitamos contar con una participación de hombres y mujeres más equitativa en el mundo laboral. No es justo, ni productivo que hoy las mujeres se vean más perjudicadas por esta pandemia. Necesitamos traerlas de vuelta”, recalcó Schmidt.
Durante nueve años, los países de la OCDE lograron avances consistentes en el empoderamiento económico de las mujeres. Sin embargo, debido a COVID-19, esta tendencia ahora se revertirá, y se estima que el Índice caerá 2,1 puntos entre 2019 y 2021, según el análisis realizado. El índice no comenzará a recuperarse hasta 2022, donde debería hacerlo en 0,8 puntos.
Para reparar el daño causado por el COVID-19 a las mujeres en el trabajo, incluso para 2030, el progreso hacia la igualdad de género debe ser dos veces más rápido que su tasa histórica.
Entre 2019 y 2020, la tasa de desempleo anual de la OCDE aumentó en 1,2 puntos porcentuales para las mujeres (del 5,7% en 2019 al 7% en 2020). En EE. UU., la tasa de desempleo femenino aumentó bruscamente del 4% en marzo de 2020 al 16% en abril de 2020. La tasa de desempleo femenino se mantuvo alta durante el resto de 2020, terminando el año en diciembre de 2020 en 6.7%, 3 puntos porcentuales más que en diciembre de 2019. En el Reino Unido, el impacto total de la pérdida de empleos por COVID-19 aún no se ha materializado debido a los esquemas de retención de empleo, pero los datos de permisos muestran que las mujeres tienen un mayor riesgo de perder sus empleos cuando estos esquemas lleguen a su fin.
La carga desproporcionada del cuidado infantil no remunerado recae sobre las mujeres
Antes de que llegara el COVID-19, las mujeres pasaban un promedio de seis horas más que los hombres al cuidado de niños no remunerado cada semana (según una investigación de ONU Mujeres). Durante el COVID-19, las mujeres han asumido una participación aún mayor y ahora dedican 7,7 horas más a la semana al cuidado de los niños no remunerado que los hombres**; este “segundo turno” equivale a 31,5 horas a la semana; casi tanto un trabajo extra de tiempo completo.
Este aumento del trabajo no remunerado ya ha reducido la contribución de la mujer a la economía. Si esta carga adicional dura, hará que más mujeres abandonen el mercado laboral de forma permanente, revirtiendo el progreso hacia la igualdad de género y reduciendo la productividad en la economía.
Si bien algunas mujeres pueden optar por dejar la fuerza laboral temporalmente debido al COVID-19 con la intención de regresar después de la pandemia, las investigaciones muestran que las interrupciones en la carrera tienen un impacto a largo plazo en las perspectivas del mercado laboral de las mujeres, y las mujeres volverán a empleos menos calificados y con sueldos más bajos y peores posiciones.
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