Especialista de la Facultad de Medicina de la UACh se refiere al tema y enfatiza en la necesidad de extremar medidas en niños y adultos mayores, así como entre quienes practican actividades deportivas y recreativas al aire libre.
En plena temporada estival, uno de los temas que preocupan a la población es la exposición a la radiación solar, ya sea en vacaciones, actividades recreativas o laborales. Aunque estemos en verano, es importante recordar que el sol es “un amigo para nuestra salud” ya que ayuda a producir vitamina D y a regular nuestro ciclo de sueño, indica el Dr. Cristian Pizarro, profesor de la Escuela de Medicina del Campo Clínico Osorno de la Universidad Austral de Chile.
No obstante, el sol también podría ser “nuestro enemigo”, ya que un exceso de radiación en la piel genera daño, lo que se produce porque el cuerpo puede agotar sus mecanismos de reparación al estar expuesto al sol. Así, el daño solar se manifiesta por lesiones inflamatorias (quemaduras, manchas, arrugas) y cancerosas (cáncer de piel melanoma y no melanoma).
En términos generales, “debemos considerar como medidas de fotoprotección básicas el uso de sombrero de ala ancha y lentes oscuros, evitar el sol a la mayor hora de radiación, el uso de ropa manga larga y oscura, e idealmente fotoprotector”, detalla el dermatólogo, y agrega que es preferible la sombra en los horarios de mayor radiación y evitar exposiciones innecesarias o con poca protección.
No obstante, el especialista, miembro de la Sociedad Chilena de Dermatología, advierte que para el caso de niñas y niños estos cuidados deben ser más prolijos, ya que cuentan con menor capacidad de reparar la piel y se queman con más facilidad que los adultos. Por otra parte, los adultos mayores se deshidratan más rápidamente ya que pueden sentir menos sed y tener menor conciencia de la exposición prolongada al sol.
Adicionalmente, personas de piel clara tienen menos mecanismos de reparación, por lo que deben cuidarse con mayor preocupación.
Deporte seguro
Quienes realizan deportes y actividad física al aire libre en verano en lugares como playas, montaña o las mismas ciudades y que, por lo mismo, podrían estar expuestos de manera más continua y prolongada al sol, deben extremar las medidas de cuidado y evitar definitivamente las horas de mayor radiación (entre las 10.00 y 16.00 hrs.).
“Quienes están en arena, o incluso quienes pueden encontrarse en la nieve o ir a glaciares, tener presente que estas superficies concentran la radiación solar y reflejan el sol, por lo que la carga de radiación es mayor y el tiempo para concentrar daño en la piel es menor”, asegura el Dr. Pizarro, y agrega que en zonas como éstas es posible encontrar daños en la piel en menos tiempo de exposición.
Crear conciencia sobre los riesgos
En este contexto, para el dermatólogo y profesor en el Campo Clínico Osorno de la Facultad de Medicina de la UACh un desafío importante concientizar a las personas en cuanto a que el sol se transforma en un enemigo si no tomamos medidas de autocuidado. Con el tiempo, explica, “los mecanismos de reparación de la piel frente al daño solar se van agotando, y este agotamiento se va dando en la edad adulta y adulto mayor, por lo que los efectos nocivos del sol se expresan como cáncer en edades más altas de la vida”.
Por ello, la exposición al sol debe ser con cuidados y protección. El académico enfatiza que “el daño solar es acumulativo y el cuerpo puede compensarlo hasta cierto punto, pues luego se agota esta capacidad de reparar” y recuerda que es importante cultivar estilos de vida saludable, con alimentación balanceada y ejercicio físico.
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