Por Alejandra Ortiz y Sofía Larraguibel
Coordinación Nacional, Girl Up Chile, Fundación Naciones Unidas
Lo que no se nombra, no existe. Hablar de menstruación es fundamental para responder a las dificultades presentadas por determinantes culturales, sociales y económicos. Hablar de menstruación es el primer paso para, por ejemplo, crear y reformar normativas integrales a nivel de salud pública, formular programas de educación para terminar discriminación provocadas por los estigmas sociales y mejorar la vida de millones de personas que ignoran un dolor menstrual porque “es normal”.
El 2020 UNICEF declaró que la menstruación, además de ser un proceso fisiológico, es un fenómeno de reducción de oportunidades para mujeres, niñas y personas menstruantes, por lo que ocuparnos con esta temática es fundamental para lograr la equidad de género. Así lo han hecho históricamente profesionales, activistas, educadores, jóvenes y, por supuesto, campañas desde el mundo privado. Kimberly Clark, a través de Kotex, presentó “#SentimosElProgreso” en el Día Internacional de la Mujer, con el propósito de generar un diálogo abierto sobre las barreras que muchas mujeres continúan enfrentando en el mundo a la hora de buscar progresar e inspirar el cambio en un hito.
Esta campaña se sustenta por un estudio realizado a nivel global y que incluye a países de Latinoamérica como Argentina, Chile, Perú y Colombia. El análisis evidencia que pese a que el 59% de las participantes en Latinoamérica siente que hay logros significativos comparado con otras épocas, aún hay una brecha evidente en la representación femenina en posiciones de liderazgo y acceso a la educación. El acceso a educación y formación en Chile es del 28%, por debajo del promedio latinoamericano del 32%. Al hablar sobre la percepción del progreso, el 67% de las chilenas opina que el éste ha mejorado en el país y un 76 % de ellas cree que, a nivel mundial, va en la dirección correcta, aunque con una importante sensación de estancamiento o lentitud del 65%.
Sentir el progreso significa abrir el debate, reconocer las limitaciones que aún nos impiden avanzar y decir por ejemplo, que menstruamos. Con solo dejar de tratarlo como un secreto y llevarlo a lo público es posible contribuir al cambio en todas sus dimensiones.
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