El Director de la Escuela de Antropología UACh, Prof. Fernando Maureira, también analiza la razón por cual se comen pescados y mariscos, y no carne en Semana Santa, según la tradición católica.
Para la religión católica la Semana Santa está constituida por un conjunto de festividades, en las cuales se conmemora el sacrificio de Jesús, se inicia en el Domingo de Ramos y finaliza con el Domingo de Resurrección. Es precisamente y asociado al renacimiento del hijo de Dios que los fieles católicos acostumbran a celebrar y festejar a través de la entrega de huevos de Pascua. Los huevos, en muchas religiones están asociados a la vida y fecundidad, razón por la cual se entregan con un sentido de reciprocidad entre las personas.
Para analizar estas festividades, el académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Austral de Chile, Prof. Fernando Maureira, se refiere al origen y significado de tradiciones propias de esta tradición católica, además de celebraciones menos religiosas como la Pascua del Conejo y la entrega de huevitos de chocolate, que genera gran alegría en niños y niñas.
La Semana Santa que se realiza en Chile comparte un número importante de actividades con el resto del mundo católico. “Si bien estas actividades giran en torno al sacrificio, la muerte y la resurrección, en cada país es posible identificar acciones propias, y que se explican por la historia a las que se les asocia”, indica el también Director de la Escuela de Antropología UACh.
“En el caso de Chile -comenta-, si bien estas prácticas se mantienen en la mayor parte del país, y su reproducción se mantendrá por mucho tiempo, no es menos cierto que ciertas actividades como las procesiones, han venido perdiendo presencia; esto como resultado del descenso de los católicos en el país”.
El académico UACh plantea que “paradojalmente los procesos migracionales pudieran significar un aumento de estas actividades. Una parte muy importante de los migrantes que han llegado a Chile provienen de países de América Latina, en los cuales la Iglesia Católica posee una mayor relevancia y en los que existe una mayor cantidad y profundidad de prácticas religiosas. Es previsible que estos migrantes se integren a las tradiciones locales importantes, como lo es la Semana Santa y es también muy probable que incorporen sus propias celebraciones al calendario católico nacional”.
La transmisión y reproducción de prácticas sociales, como son las prácticas y tradiciones religiosas, son parte importante en la forma en que los grupos de migrantes y los grupos receptores de migrantes logran en el mediano plazo participar de conjunto en las prácticas locales, asegura el profesor de la Escuela de Antropología UACh.
Huevos de Pascua y no comer carne
La tradición de regalar huevos de Pascua, y que en la actualidad es probablemente la más extendida en nuestro país, es de origen germánico, y fue incorporada a las tradiciones católicas por el Imperio Romano. “Su origen es la celebración del inicio de primavera, periodo de abundancia”, indica el académico. No obstante, no fue sino durante el periodo de la Ilustración, en la que se extendió la costumbre de pintar y embadurnar los huevos, los que fueron asociados a las liebres las que, por su fertilidad y abundancia permitieron su difusión en el viejo continente. De allí y a través de los migrantes europeos llegaron a América a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
En otro sentido y respecto de no comer carne durante la Semana Santa, se explica también por los elementos de clase social en la iglesia cristiana. Antiguamente había la obligación de abstenerse de una serie de actos, como una forma de constricción. Según recuerda, “durante los primeros años del siglo ‘20 se indicaba que las personas no debían reír, limitar las conversaciones a las más necesarias, no debían bañarse y no comer productos suntuarios. Incluía esto último el consumo de carne. Claramente durante ese periodo la carne estaba disponible para el consumo de cierto segmento de la población, por lo que no consumirla era claramente una forma de expresar duelo”.
Durante las décadas de 1940 en adelante, en Semana Santa las radioemisoras solo debían emitir música sacra, y durante mucho tiempo, en décadas posteriores, los canales de televisión tenían programación especial durante esos días. “Todo lo indicado constituyen prácticas nacionales respecto de la Semana Santa. Algunas permanecen hasta el día de hoy, pero ya sin la fuerza que expresaban hace algunas décadas”, finaliza el Prof. Maureira.
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